Noche de Reyes
Nostalgia. Nostalgia es lo que siento en estos momentos. Nostalgia por los que ya no están, nostalgia por la niña que fui...
En estos días he mirado atrás una y otra vez recordando Navidades de antaño, recordando a los que se fueron para no volver pero que siguen estando en un gran rinconcito de mi corazón, y en esta noche llena de magia e ilusión aún más, porque ellos, junto con los que aún están, hicieron que cada cinco de enero fuera especial.
Todavía me puedo ver a mí misma escribiendo la carta al rey Baltasar con la ilusión depositada en cada palabra. Luego, la noche de Reyes, iba a ver la cabalgata y después de cenar y dejar agua para los camellos, me acostaba más temprano que nunca y esperaba a que llegasen, durmiendo, por supuesto.
La mañana del seis de enero era especial. Me levantaba justo cuando amanecía y ver el comedor lleno de regalos y sobre todo el cubo de agua para los camellos vacío, me encantaba y año tras año renovaba mi fe en esos tres seres mágicos.
Las cartas a los Reyes fueron cambiando conforme fui creciendo hasta que un día dejé de escribirles, y descubrí que se pueden tener noches de Reyes cada vez que alguien especial entra en tu vida, que recibes una noticia de alguien que hace tiempo a quien perdiste la pista, cada vez que se cumple un deseo que sólo tú conocías...; en definitiva, cada vez que una ilusión se cumple.
Pero el hechizo de esta noche me tiene atrapada. Esta es la noche más mágica del año, la noche en que las esperanzas pueden cumplirse y, quizá por eso, cada cinco de enero, recito mentalmente mi carta al los Reyes pidiéndoles aquello que sé que sólo podré conseguir con su ayuda y un poco de fe.
¡Feliz día de Reyes!
En estos días he mirado atrás una y otra vez recordando Navidades de antaño, recordando a los que se fueron para no volver pero que siguen estando en un gran rinconcito de mi corazón, y en esta noche llena de magia e ilusión aún más, porque ellos, junto con los que aún están, hicieron que cada cinco de enero fuera especial.
Todavía me puedo ver a mí misma escribiendo la carta al rey Baltasar con la ilusión depositada en cada palabra. Luego, la noche de Reyes, iba a ver la cabalgata y después de cenar y dejar agua para los camellos, me acostaba más temprano que nunca y esperaba a que llegasen, durmiendo, por supuesto.
La mañana del seis de enero era especial. Me levantaba justo cuando amanecía y ver el comedor lleno de regalos y sobre todo el cubo de agua para los camellos vacío, me encantaba y año tras año renovaba mi fe en esos tres seres mágicos.
Las cartas a los Reyes fueron cambiando conforme fui creciendo hasta que un día dejé de escribirles, y descubrí que se pueden tener noches de Reyes cada vez que alguien especial entra en tu vida, que recibes una noticia de alguien que hace tiempo a quien perdiste la pista, cada vez que se cumple un deseo que sólo tú conocías...; en definitiva, cada vez que una ilusión se cumple.
Pero el hechizo de esta noche me tiene atrapada. Esta es la noche más mágica del año, la noche en que las esperanzas pueden cumplirse y, quizá por eso, cada cinco de enero, recito mentalmente mi carta al los Reyes pidiéndoles aquello que sé que sólo podré conseguir con su ayuda y un poco de fe.
¡Feliz día de Reyes!
1 comentario
hada -
Besos