La tabla de Flandes - Arturo Pérez-Reverte
Julia, una joven restauradora de arte, encuentra una inscripción oculta, en forma de partida de ajedrez, en un lienzo del un pintor flamenco del siglo XV Pieter van Huys.
El hallazgo provoca que una singular galería de personajes emprenda una turbulenta aventura en pos de desvelar el enigma jugando la partida de ajedrez del cuadro al revés: César, Menchu, Paco Montegrifo, Muñoz...
Pero no se trata de un enigma cualquiera: tal vez constituya la clave de un secreto que pudo haber cambiado la historia de Europa. Los movimientos de ajedrez marcarán, paso a paso el éxito o el fracaso de la pesquisa, siempre acechada por un diabólico juego de trampas y equívocos en el que participan no sólo la pintura, sino también la música, la literatura, la historia y las matemáticas.
«A las cuatro de la madrugada, con la boca áspera por el café y el tabaco, Julia había terminado su lectura. La historia del pintor, el cuadro y los personajes se tornaba por fin casi tangible. Ya no eran simples imágenes sobre una tabla de roble, sino seres vivos que habían llenado un tiempo y un espacio entre la vida y la muerte. Pieter van Huys, pintor. Fernando Altenhoffen y su esposa Beatriz de Borgoña. Y Roger de Arras. Porque Julia había dado con la prueba de que el caballero del cuadro, el jugador que estudiaba la posición de las piezas de ajedrez con la atención taciturna de aquel a quien le iba la vida en ello, era efectivamente Roger de Arras, nacido en 1431 y muerto en 1469, en Ostenburgo. De eso no le cabía la menor duda, como tampoco de que el misterioso lazo que lo vinculaba a los otros personajes y al pintor era aquel cuadro, ejecutado dos años después de su muerte.»
El hallazgo provoca que una singular galería de personajes emprenda una turbulenta aventura en pos de desvelar el enigma jugando la partida de ajedrez del cuadro al revés: César, Menchu, Paco Montegrifo, Muñoz...
Pero no se trata de un enigma cualquiera: tal vez constituya la clave de un secreto que pudo haber cambiado la historia de Europa. Los movimientos de ajedrez marcarán, paso a paso el éxito o el fracaso de la pesquisa, siempre acechada por un diabólico juego de trampas y equívocos en el que participan no sólo la pintura, sino también la música, la literatura, la historia y las matemáticas.
«A las cuatro de la madrugada, con la boca áspera por el café y el tabaco, Julia había terminado su lectura. La historia del pintor, el cuadro y los personajes se tornaba por fin casi tangible. Ya no eran simples imágenes sobre una tabla de roble, sino seres vivos que habían llenado un tiempo y un espacio entre la vida y la muerte. Pieter van Huys, pintor. Fernando Altenhoffen y su esposa Beatriz de Borgoña. Y Roger de Arras. Porque Julia había dado con la prueba de que el caballero del cuadro, el jugador que estudiaba la posición de las piezas de ajedrez con la atención taciturna de aquel a quien le iba la vida en ello, era efectivamente Roger de Arras, nacido en 1431 y muerto en 1469, en Ostenburgo. De eso no le cabía la menor duda, como tampoco de que el misterioso lazo que lo vinculaba a los otros personajes y al pintor era aquel cuadro, ejecutado dos años después de su muerte.»
3 comentarios
principe habibu -
tuve k hacer un trabajo y no me lo habia leido y ue una mierda
tiene mas de 300 páginas.
no te lo recomiendo
kajshdsdf -
vale -