Esa mirada
Hay miradas que lo dicen todo, miradas que te arropan, miradas que anuncian sufrimiento, miradas que te dan las gracias, otras que dicen cuánto importas a alguien
Esa noche de camino a casa no podía olvidar la luz de su mirada sobre ella. Nunca le había visto esa expresión en los ojos. Hacía mucho tiempo que se conocían, eran dos buenos amigos que compartían lo bueno y lo malo de sus vidas; pero esa mirada
Era difícil describirla, parecía una mezcla de gratitud y de cariño sincero, pero, sobre todo, ella tuvo la sensación que era la manera de decirle te quiero mucho.
Se metió en la cama aún turbada y con la mirada de él fijada en su memoria. Recordó punto por punto el desarrollo de esa noche: el teatro, la cena, la copa en la terraza de verano, la conversación animada e inteligente de siempre y la complicidad establecida con ella. Ella. Esa noche había conocido, por fin, a la novia de él. Era una mujer espléndida, atractiva, divertida, ingeniosa, culta, inteligente; realmente eran tal para cual. No tuvo la menor duda que esa relación llegaría lejos y se alegraba, se alegraba desde lo más profundo de su corazón, porque deseaba verle feliz y nunca antes le había notado tan dichoso. Pero, ¿por qué esa mirada en el momento de despedirse?
El sueño finalmente la venció. Al día siguiente la pregunta seguía rondándole por la cabeza, pero parecía que por fin había encontrado una respuesta: hay miradas que son un regalo y ese es su verdadero significado.
Esa noche de camino a casa no podía olvidar la luz de su mirada sobre ella. Nunca le había visto esa expresión en los ojos. Hacía mucho tiempo que se conocían, eran dos buenos amigos que compartían lo bueno y lo malo de sus vidas; pero esa mirada
Era difícil describirla, parecía una mezcla de gratitud y de cariño sincero, pero, sobre todo, ella tuvo la sensación que era la manera de decirle te quiero mucho.
Se metió en la cama aún turbada y con la mirada de él fijada en su memoria. Recordó punto por punto el desarrollo de esa noche: el teatro, la cena, la copa en la terraza de verano, la conversación animada e inteligente de siempre y la complicidad establecida con ella. Ella. Esa noche había conocido, por fin, a la novia de él. Era una mujer espléndida, atractiva, divertida, ingeniosa, culta, inteligente; realmente eran tal para cual. No tuvo la menor duda que esa relación llegaría lejos y se alegraba, se alegraba desde lo más profundo de su corazón, porque deseaba verle feliz y nunca antes le había notado tan dichoso. Pero, ¿por qué esa mirada en el momento de despedirse?
El sueño finalmente la venció. Al día siguiente la pregunta seguía rondándole por la cabeza, pero parecía que por fin había encontrado una respuesta: hay miradas que son un regalo y ese es su verdadero significado.
5 comentarios
desdemona -
Cide -
oliver -
Eros -
ladron de rosas -
Saludos