Volver a la rutina
Hace casi un mes que se acabaron las vacaciones pero se puede decir que hasta hoy no he retomado las riendas de mi vida.
Me fui sólo una semana, a la playa, a descansar en excelente compañía: la de Cide y la de dos amigos más. Fueron unos días de relax en los que, además de ir a la playa, hubo tiempo para salir de marcha (poca, ¿verdad, Cide? ;-)), hablar mucho de los temas más diversos con tres buenos conversadores, remojarse en un jacuzzy hasta quedar arrugadito como una pasa y, sobre todo, ceder al vicio de la gula. Aunque lo más enriquecedor fue la convivencia con tres grandes personas. Volví nueva; parecía que me hubiese ido muchos días más.
Al regresar, sin embargo, no volví a la rutina diaria aunque sí al trabajo. Diversas obligaciones familiares me han tenido ocupada hasta este pasado fin de semana. Pero lo he hecho con gusto, con mucho gusto, como se deben hacer estas cosas.
También he tenido tiempo para leer, poco, lo reconozco, y sumergirme en dos grandes historias que me engancharon desde el principio: La tía Tula de Miguel de Unamuno (regalo de Cide) y Nada de Carmen Laforet. Lo que menos he cultivado ha sido el cine y la música, aunque descubrí a Quique González (gracias) y me encantó Llámame Peter.
Hoy he vuelto a la rutina y, es curioso, pero ha sido el primer día que he notado que el otoño está muy próximo. Espero que sea un otoño lleno de ilusiones, al menos mi ánimo está predispuesto a ello.
Me fui sólo una semana, a la playa, a descansar en excelente compañía: la de Cide y la de dos amigos más. Fueron unos días de relax en los que, además de ir a la playa, hubo tiempo para salir de marcha (poca, ¿verdad, Cide? ;-)), hablar mucho de los temas más diversos con tres buenos conversadores, remojarse en un jacuzzy hasta quedar arrugadito como una pasa y, sobre todo, ceder al vicio de la gula. Aunque lo más enriquecedor fue la convivencia con tres grandes personas. Volví nueva; parecía que me hubiese ido muchos días más.
Al regresar, sin embargo, no volví a la rutina diaria aunque sí al trabajo. Diversas obligaciones familiares me han tenido ocupada hasta este pasado fin de semana. Pero lo he hecho con gusto, con mucho gusto, como se deben hacer estas cosas.
También he tenido tiempo para leer, poco, lo reconozco, y sumergirme en dos grandes historias que me engancharon desde el principio: La tía Tula de Miguel de Unamuno (regalo de Cide) y Nada de Carmen Laforet. Lo que menos he cultivado ha sido el cine y la música, aunque descubrí a Quique González (gracias) y me encantó Llámame Peter.
Hoy he vuelto a la rutina y, es curioso, pero ha sido el primer día que he notado que el otoño está muy próximo. Espero que sea un otoño lleno de ilusiones, al menos mi ánimo está predispuesto a ello.
5 comentarios
Cide -
Si tienes ocasión acepta la sugerencia de acróbatas. Yo llevo ya mucho tiempo intentando ir a verlo y no viene por aquí o no puedo ir a donde está.
acróbatas -
Ola -
merkuri -
dsdmona -