Jueves negro
Llevo muchos días sin actualizar el blog y hasta ahora no he tenido un momento para sentarme y poder escribir.
El jueves 29 de septiembre fue un día negro. Pasé la tarde en la sala de espera del Hospital Clínic esperando a tener noticias del estado de salud de mi tía abuela de casi 95 años; duele ver como las personas que te han criado se van apagando poco a poco. Pero debo reconocer que mi tía se merece que le dedique un post sólo a ella. Al poco rato de acompañarla a su casa, sonó el teléfono: era mi madre que me contaba que mi padre se había roto un hombro y se iban camino de urgencias. Y ahí empezó la locura: ayuda en el negocio familiar, cambio de casa, atención a mi padre que no puede hacer nada solo
Espero que la vorágine que comenzó ese jueves acabe pronto y pueda, de nuevo, retomar mi rutina diaria. De momento, arañaré los minutos que pueda para ir colgando algo en el blog, que tengo abandonado pero no olvidado.
El jueves 29 de septiembre fue un día negro. Pasé la tarde en la sala de espera del Hospital Clínic esperando a tener noticias del estado de salud de mi tía abuela de casi 95 años; duele ver como las personas que te han criado se van apagando poco a poco. Pero debo reconocer que mi tía se merece que le dedique un post sólo a ella. Al poco rato de acompañarla a su casa, sonó el teléfono: era mi madre que me contaba que mi padre se había roto un hombro y se iban camino de urgencias. Y ahí empezó la locura: ayuda en el negocio familiar, cambio de casa, atención a mi padre que no puede hacer nada solo
Espero que la vorágine que comenzó ese jueves acabe pronto y pueda, de nuevo, retomar mi rutina diaria. De momento, arañaré los minutos que pueda para ir colgando algo en el blog, que tengo abandonado pero no olvidado.
1 comentario
acróbatas -