2 anys
Avui ha fet dos anys que vas marxar i segueixes en el meu record com si mai no ho haguessis fet.
Testimo.
Avui ha fet dos anys que vas marxar i segueixes en el meu record com si mai no ho haguessis fet.
Testimo.
El domingo fue un día de despedida. El jueves se marcha a vivir al extranjero uno de mis mejores amigos. La verdad es que su partida me produce sentimientos contradictorios: por un lado me alegro muchísimo del motivo por el que se marcha, pero por otro me entristece que tenga que ser lejos.
Desde que le conozco me ha apoyado siempre que lo he necesitado y debo decir que le conocí en el peor momento de mi vida. En estos años hemos compartido buena comida, buena bebida, buena conversación, locales agradables donde perderse unas horas, juegos de mesa, confidencias, mucho cariño y mucho más.
Echaré de menos verle tan a menudo como ahora, tomarnos el pelo a la mínima, las miradas burlonas y traviesas Pero gracias al correo electrónico y el Messenger seguiremos en contacto casi a diario, con lo que su ausencia se notará menos.
Et trobaré molt a faltar, trasto. I no, no et perdono el sopar que encara em deus :P. Espero que us vagi molt bé i que siguis molt feliç. :****
Da la casualidad que justo en el preciso momento en el que he empezado a escribir este artículo ha comenzado a sonar en la cadena del comedor Un año más Mecano (en la versión del musical Hoy no me puedo levantar que me regalaron antes de ayer); canción que, desde mi punto de vista, refleja bastante bien una Nochevieja en nuestro país. Y ayer, mientras me tomaba un café en el bar de la esquina, como cada mañana, descubrí que la original me sigue emocionando y recargando de energía a la vez. Así que he tomado prestados dos versos de la letra para encabezar el que debía haber sido el último artículo del 2005.
El 2005 ha sido, básicamente, un año de cambios; muchos más de los que me imaginé en un principio. También lo ha sido de consolidación de relaciones, de establecimiento de nuevas y de dolor por la pérdida de un ser muy querido.
El 2006 que estrenamos hoy no sé hacia adonde va a apuntar. A priori, debe ser la consolidación de los cambios que se produjeron en 2005, a la vez que se presenta como un año muy viajero: Londres, París, Zaragoza, Madrid y Benicarló son, en principio, los destinos previstos, pero el tiempo dirá. Por otro lado, va a marcar un cambio de década en la que, sinceramente, tengo ganas de entrar, aunque la reflexión al respecto vendrá en su debido momento.
¡Feliz año nuevo a todos!
los petardos que borran sonidos de ayer
y acaloran el ánimo para aceptar que ya pasó uno más
Esta mañana he oído una noticia por la radio que, de ser el día 28, hubiese tomado por inocentada.
Un empresario, no recuerdo de dónde, simuló un secuestro el día de Nochebuena para poder pasar las Navidades con su amante. Hizo que alguien llamase a su mujer para decirle que le habían secuestrado y pedirle no llamase a la policía para denunciar el caso, porque si lo hacía lo asesinarían. La mujer, llena de pánico, llamó a la policía y se descubrió el pastel. Cuando la policía descubrió el entuerto, la máxima preocupación del marido era cómo se iba a tomar su mujer que tuviese una amante y pidió consejo a los policías para explicárselo; ellos le recomendaron que, para empezar, fuese siempre con la verdad por delante.
La verdad es que no he podido más que echarme a reír por la absurdidad del caso. Aunque reconozco que la pobre esposa lo debe haber pasado muy mal y, parafraseando un dicho muy común, encima descubre que además de apaleada es cornuda.
Hay casos que superan la ficción. No puedo más que preguntarme en qué debería estar pensando ese hombre cuando planeó su secuestro. Quizá ha visto demasiados telefilmes y películas de cine negro malo y se ha dejado influir por ellos. Y quién sabe, tal vez alguien decida hacer una película con esta noticia para amenizarnos una tarde de domingo.
Hoy es Nochebuena. En Cataluña no es tradicional celebrarla, aquí las fiestas navideñas se celebran con la comida de Navidad y la de Sant Esteve.
Cuando era pequeña disfrutaba muchísimo de las dos fechas. La comida de Navidad se hacía en mi casa, bien, en casa de mis padres y la de Sant Esteve en casa de mis tíos-abuelos. Eran, junto con el día de Reyes, los días más bonitos del año. Nos reuníamos todos: mis abuelos, mis tres tías-abuelas, mi tío-abuelo, mis padres y yo.
El día que comenzaban las vacaciones de Navidad me trasladaba a casa de mis tíos-abuelos para que mis padres, ambos con obligaciones laborales que cumplir, pudiesen preparar con calma la comida de Navidad. La mañana de Navidad nos levantábamos temprano, y eso que nunca he sido demasiado madrugadora en época de vacaciones (siempre digo que soy una marmota nocturna), desayunábamos, ponía la figurita del niño Jesús en el pesebre (porque ya había nacido), nos arreglábamos y acompañaba a mis tíos a visitar a la familia de mi tía para felicitarles la Navidad. Allí pasábamos un buen rato y luego, cogíamos el autobús e íbamos a mi casa donde mi padre había puesto la mesa con la mejor vajilla, la mejor cristalería y la mejor cubertería de casa, amén de haber preparado la comida con la ayuda de mi madre de pinche. A última hora de la tarde, volvía con mis tíos a su casa.
Al día siguiente, mi tía (la que falleció la semana pasada) se iba a la cocina a primera hora de la mañana a preparar lescudella i la carn dolla para todos (que ya había empezado a preparar la tarde del día de Navidad, mientras su hermana sacaba la vajilla y la lavaba cuidadosamente). Le quedaba deliciosa, no sé si por los ingredientes, por la dedicación o por el cariño que ponía a la hora de hacerla. Yo ayudaba a mi tío a poner la mesa y a ella a colocar los entremeses y arreglar el frutero rico en naranjas, mandarinas, plátanos y uva. Después de comer, tocaba fer cagar el tió, y cuando el tió se acabó porque yo ya era mayor y la persona que lo regalaba murió, jugábamos al trivial. Siempre me quedé alucinada de la memoria de mi tío (y la de mi abuelo): no fallaba una de geografía, deportes, ciencia Siempre mantuvo la lucidez, hasta que una embolia acabó con él hace casi dos años.
Por desgracia, poco a poco fueron faltando a la mesa: primero fue mi abuelo, luego mi abuela, la mayor de mis tías abuelas, mi tío y este año faltará su última hermana. Pero, porque siempre hay un pero, ellos han estado en todas las comidas año tras año, porque aunque físicamente ya no estén, sí lo están en nuestro recuerdo.
Este año iba a ser especial. Es el primero que celebro en mi casa y quería hacer la escudella i la carn dolla y llevarle a mi tía (que ya no podía salir de casa) para que comiese; eso no podrá ser. Sin embargo, mientras el día de Navidad esté en la cocina preparándola, me acordaré de cómo me enseñó a hacerla y confío en que el resultado se parezca al suyo.
Todos los que faltan estarán estas fiestas a mi lado, como lo siguen estando cada día desde que se fueron.
Feliz Navidad
El tiempo pasa volando y, para variar, apenas dispongo de él para actualizar la página.
Hay muchos temas sobre los que quiero escribir, pero comenzaré por el que considero más importante porque afecta a alguien que quiero mucho.
El martes operaron a una de mis mejores amigas. Le extirparon las tiroides y hoy ya está en casa. Por suerte, todo ha salido bien y la suerte ha jugado a su favor. Pero el proceso ha sido demasiado lento.
Mi amiga hacía años que se quejaba que no se encontraba bien, se cansaba por nada, todo se le hacía un mundo, cambiaba de humor con facilidad, se engordó 20 kg casi de golpe sin cambiar de dieta En un principio le diagnosticaron depresión y se la trataron pero ella seguía igual. Al final, después de mucho batallar y de cambiar de médicos le diagnosticaron un bocio y un mal funcionamiento tiroideo. De esto hace casi un año. La metieron en lista de espera, le hicieron las pruebas para operarla y descubrir si podía tener cáncer (tres meses de espera para que se las hicieran con el resultado de células dudosas), la volvieron a meter en lista de espera y después de no recuerdo cuántos meses finalmente le dieron fecha de operación para el 3 de noviembre. El día 2 la llamaron para avisarla que la operación se debía retrasar porque había otras urgencias. Por fin la operaron este martes. La sorpresa al abrir fue mayúscula, tenía el bocio muy grande y le llegaba hasta la nuca; los médicos tuvieron que hacer un trabajo casi de orfebrería para poder extirparlo y no dañar ni la laringe ni las cuerdas vocales, aunque se apresuraron en avisar que quizá se quedaría casi sin voz de por vida. Afortunadamente, las células dudosas no habían degenerado; si lo hubiesen hecho no lo habría contado y además, no ha perdido la voz.
Desde que supe que le habían diagnosticado células dudosas no he parado de preguntarme por qué no la operaban enseguida. Sé que la seguridad social va muy lenta pero ella es una mujer joven y ante la duda hay que actuar con rapidez para evitar que, si hay un cáncer, éste se extienda; la sangre me hirvió cuando me contó que le aplazaban la operación. A mi madre también le extirparon las tiroides, aunque optó por operarse a través de la mutua a la que pertenecemos desde siempre. En su caso la analítica salió impecable, nada hacia pensar que su bocio era en realidad cancerígeno, pero hubo una diferencia abismal: desde que le diagnosticaron el bocio hasta que la operaron pasaron 3 semanas, siguió el tratamiento adecuado y 10 años después sigue perfectamente. Si mi madre hubiese tenido que entrar en listas de espera como mi amiga, no se hubiese llegado a tiempo.
A raíz de esto, estos días he tenido una discusión con mi compañera de trabajo. Ella afirma que si todo el mundo tiene mutuas privadas la seguridad social jamás mejorará y que si cada mes nos descuentan un tanto por ciento de nuestra nómina para pagar la seguridad social no tenemos por qué pagar médicos aparte. Yo no opino así. Considero que hay que luchar por tener una buena calidad sanitaria pública y para que las listas de espera no existan, pero mientras esto no suceda, no se puede jugar con la salud. Creo que tener una mutualidad aparte no es renunciar a una seguridad social de calidad; para mí es un complemento. Porque seamos realistas, a los políticos, que son los únicos que podrían mejorar el funcionamiento de los hospitales creando nuevas plazas para médicos, técnicos y enfermeros y procurando que los presupuestos de cada hospital público no se malgastan en el último modelo de pantalla tft para los jefazos de turno, por poner un ejemplo, están más preocupados en fletar autocares para protestar por cualquier chorrada que les haga ganar votos o aumentar la crispación social que por solucionar los verdaderos problemas de los ciudadanos. A veces pienso que la crispación les conviene puesto que quizá sin ella la gente se uniría y les plantaría cara de una vez.
El domingo por la tarde, charlando en el messenger con una persona con la que hace poco que converso me dijo, con bastantes malos modos, que la imagen que él veía en la ventana superior era una tomadura de pelo. Imagino que esperaba encontrarse una fotografía mía pero en lugar de eso siempre tengo puesta la imagen que encabeza este blog. El comentario me sentó mal, estoy bastante cansada de que te juzguen sólo por si eres alta o baja, morena o rubia, por si llevas gafas o no (bueno, eso ya se merecería un artículo propio) y le contesté que ese dibujo que él veía le decía más de mí que una fotografía. No sé si lo comprendió pero le expliqué que la imagen era la fotografía de Irenia, un personaje creado por José Luis Sampedro y la protagonista de La vieja sirena.
Desde hace casi cuatro años Irenia es mi nombre en Internet y lo elegí porque siempre me he sentido identificada con la personalidad y la garra de este personaje. Irenia es una sirena que decide dejar de ser inmortal para vivir y sentir como mujer con todo lo que ello implica; no tiene una vida precisamente fácil, pero siempre saca fuerzas para salir adelante y luchar; ama, odia, llora, ríe con gran intensidad. A lo largo de su vida demuestra ser más humana que muchos otros humanos que tiene a su alrededor. Es un personaje que no deja indiferente. Sin embargo, Irenia no es su único nombre. A lo largo de su azarosa vida tiene cinco: Kilia, Falkis, Nur, Irenia y, por último, Glauka. Supongo que lo más normal hubiese sido adoptar Glauka que es su nombre definitivo y con el que ella se siente realmente a gusto, pero la conocí como Irenia y con él me quedé. Tiempo más tarde supe que Irenia significa mujer cristiana y estoy segura que Sampedro eligió el nombre a conciencia puesto que quien la bautiza así es una mujer cristiana con quien vive una relación muy intensa; quizá este sea el único punto que no tengo en común con ella.
A todos los que no os hayáis leído la novela os la recomiendo, aunque advierto que cuesta introducirse en la prosa de Sampedro que, para este libro, eligió mayoritariamente la técnica del monólogo interior.
Uff, desde el día 13 no escribo nada en el blog. ¡Y encima entro para actualizar y veo que todo ha cambiado! No es que lo tenga abandonado, sencillamente es que no doy abasto. Desde que mi padre se rompió el hombro todos vamos de cabeza.
Ahora, mientras espero a un buen amigo para ir a cenar, puedo sentarme y escribir.
Estas semanas han sido movidas, apenas ha habido tiempo para el descanso, aunque siempre he podido arañar unas horas para relajarme durante el fin de semana. Primero fue viendo El castigo sin venganza de Lope de Vega en el TNC. Un regalo de cumpleaños que debía desde el 1 de julio y que no gustó como ambos esperábamos. El texto es bueno, claro, es un Lope y, aunque es cierto que su obra es irregular, la mayoría destaca por su calidad. Esta obra trata del amor irrefrenable entre una madrastra y el hijo de su esposo y la venganza que el marido impone a ambos al descubrir el ultraje. El tema no es nuevo, los clásicos ya lo trataron, en cierto modo, en el mito de Fedra e Hipólito, aunque Hipólito no correspondiese a su madrastra (por cierto, recomiendo encarecidamente la Fedra de Jean Racine, coetáneo de Lope). Pero si, al menos a mí, no me gustó la obra fue por algunos de los actores; algunos de ellos sobreactuaban, otros no sabían recitar, otros no transmitían la pasión que el texto requería. Me decepcionó al tratarse de un montaje de la Compañía de Teatro Clásico Nacional; siempre imaginé que sus actores se enfrentarían mejor a un texto en verso.
A la semana siguiente fuimos a ver la exposición L’esplendor de la ruïna (el esplendor de la ruina) un repaso a la forma de ver la ruina en las obras de arte. Me impresionaron los grabados de Roma y de Pesto y me entraron unas enormes ganas de visitar Pesto y sus templos: se conservan igual ahora que en el siglo XVII.
Por desgracia, al día siguiente, los fantasmas de hace dos años volvieron a aparecer: una infección ocular me está martirizando de nuevo. Por suerte el tratamiento parece efectivo, aunque la fatiga visual me atosiga algunas veces.
También me quedé con las ganas de comentar la noticia que más me impresionó la semana pasada: una asociación de padres griega quiere que la mitología clásica no se enseñe en la escuela por violenta. ¡Pero cómo les van a negar que aprendan sus (nuestras) raíces! ¿Acaso el cine de acción americano no es violento? ¿Acaso los dibujos animados manga –para adultos—que se emiten en horario infantil (y no me refiero a los basados en mitología oriental) no lo son? ¿Acaso los programas amarillistas no son peores que saber que Cronos se comió a todos sus hijos menos a Zeus? Por no olvidar los cuentos infantiles como Caperucita Roja, Blancanieves, La Cenicienta, etc. Por otro lado, la mitología no es sólo violencia también habla de amor de pareja, de amor filial, de amistad, de solidaridad… Me parece que esta medida es de una gran irresponsabilidad; no se pueden negar las propias raíces y aún menos cuando éstas son la base de la civilización occidental. Desde bien niña mi padre me contaba historias de mitología clásica como si fuesen cuentos y siempre le agradeceré que lo hiciese.
Por cierto, ahora que caigo, hoy es 31 de octubre y no he visto en ninguna televisión que se emita Don Juan Tenorio y, por supuesto, tampoco se representa en el teatro. Una lástima. Me hubiese gustado ver de nuevo la redención de Don Juan, aunque, de momento me conformaré con releerla por mucho que yo no sea Ana Ozores ni tenga un Juan Mesía o un Fermín de Pas rondándome; es fascinante como la Clarín describe el impacto que produce el la Regenta la representación de la obra.
Espero disponer de más tiempo estos días y seguir escribiendo en mi rincón. Hasta pronto.